COSMOLOGIA DE ARISTOTELES
La cosmologia de Aristoteles (ca. 350 a. C.) difería en varios aspectos de la visión atomista Aristóteles erigió el mundo a partir de cinco elementos: tierra, agua, aire, fuego y éter.Nada
era casual ni accidental. Todo tenía su espacio natural y su propósito.
El lugar natural de la Tierra es el centro del universo, y todas las
partículas semejantes a ella que flotan en el cosmos se desplazan en esa
dirección.
El mundo sublunar:
El
mundo sublunar, en efecto, está formado por los cuatro elementos y
sometido a la generación y a la corrupción, es decir al cambio y al
movimiento. El mundo supralunar, por el contrario, está formado por una
materia especial, incorruptible, el éter o quintaesencia, que solamente
está sometido a un tipo de cambio, el movimiento circular, (que, al
igual que Platón, Aristóteles considera una forma perfecta de
movimiento), en clara oposición a los cuatro elementos (tierra, agua,
aire, fuego) de los que está formado el mundo sublunar. La Tierra, que
es una esfera inmóvil, se encuentra en el centro del universo y,
alrededor de ella, incrustados en esferas concéntricas transparentes,
giran los demás astros y planetas, arrastrados por el giro de las
esferas en que se encuentran y que están movidas por una serie de
motores que deben su movimiento a un último motor inmóvil, que actúa
directamente sobre la última esfera, más allá de la cual ya no hay nada,
la llamada esfera de las estrellas fijas (porque se suponía que las
estrellas estaban incrustadas, fijadas, en esta esfera) que es movida
directamente por el motor inmóvil, y que transmite su movimiento a todas
las demás esferas y al mundo sublunar.Es la región del cosmo que abarca aquella parte situada por de bajo de la luna, la parte terrestre de nuestro mundo movil y heterogeneo.
En efecto, entre diciembre de
1609 y enero de 1610, realizó con su telescopio las primeras observaciones de
la Luna, interpretando lo que veía como prueba de la existencia en nuestro
satélite de montañas y cráteres que demostraban su común naturaleza con la
Tierra.
Copérnico
Copérnico
comprendió que las observaciones de los hechos reales se explicaban
fácilmente con la teoría de que la Tierra y los planetas giran alrededor del
Sol, tal como afirmó en la antigüedad Aristarco de Samos.
Desde la antigüedad ya se había
observado que los 5 planetas (el nombre planeta viene de
"errante"), a veces se adelantaban, otras veces se retrasaban y en
ocasiones se detenían.
Copérnico dedujo de sus
observaciones que Venus y Mercurio se hallan más cerca del Sol que la Tierra.
Pensó que
Mercurio, al recorrer una órbita más corta, se mueve más de prisa que la
Tierra, y que da varias vueltas alrededor del Sol durante el año terrestre.
Esta sería la causa de que parezca moverse hacia atrás y de cambiar de
dirección repetidas veces cuando adelanta a la Tierra y luego se aleja de
ella.
Galileo
Galileo fue el primero que
acertó en extraer de un rudimentario telescopio, recién inventado, un
provecho científico decisivo.
En efecto, entre diciembre de
1609 y enero de 1610, realizó con su telescopio las primeras observaciones de
la Luna, interpretando lo que veía como prueba de la existencia en nuestro
satélite de montañas y cráteres que demostraban su común naturaleza con la
Tierra.
Johannes Kepler
Dedicó la mayor parte de su vida al intento de comprender las leyes del
movimiento planetario. En un principio, consideró que el movimiento de los
planetas debía cumplir las leyes pitagóricas de la armonía o la música de las
esferas celestes.
Intentó demostrar que las
distancias de los planetas al Sol venían dadas por 6 esferas anidadas
sucesivamente unas en el interior de otras. En estas esferas estarían:
Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter y Saturno.
Inicialmente Kepler
intentó elaborar su modelo planetario con órbitas circulares, por ser
considerada la circunferencia, desde el tiempo de los filósofos griegos, la
más perfecta de las líneas. Partía del supuesto de que Dios creador del
Universo, había elegido la órbita más perfecta.
Pero los datos reales observados
no encajaban correctamente en las órbitas circulares que él postulaba.
Especialmente las observaciones relativas al movimiento retrógrado de Marte. Finalmente, después de probar con numerosas combinaciones de círcinferencias, se dio cuenta de que el movimiento de
los planetas no podía ser explicado por su modelo de órbitas circulares.
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